Ahora que ya empieza a apretar el frío en todas las casas comienzan a aparecer nuestros amigos menos queridos: los resfriados. La mejor forma de combartirlos sin duda es prevenir, y a veces con unas pocas pautas se consiguen buenos resultados.
Para combatir los catarros es importante vestirse adecuadamente. A veces nos cuesta un poco dejar a un lado la ropa de verano, tan cómoda y fresca, y hacer el cambio de armario es un coñazo que a nadie le apetece. Pero vestirse adecuadamente es importante para facilitar a nuestro cuerpo el adaptarse a los cambios de temperatura, que ya sabemos que los virus aprovechan esos desequilibros para asaltarnos. Así que ni poco abrigada ni mucho; ya sé que a veces es un poco difícil acertar, sobre todo con los «entretiempos», pero para eso lo mejor es vestirse en capas: camiseta de manga larga, sudadera o jersey no demasiado gordo, abrigo… así si notamos calor podemos quitarnos alguna de las capas, sin quedar desabrigados.
Otro punto importante es dejar a un lado el estrés y descansar adecuadamente. Menuda panacea, ¿alguna de vosotras consigue descansar adecuadamente? jajajaja creo que desde el instituto no duermo como es debido… pero debemos intentarlo, acostándonos un poquito antes siempre que sea posible, por ejemplo. Y esto es importante en los adultos pero aún más en los niños, ¡aunque a veces nos cueste un mundo que duerman sus horas!
Pero si hay algo que es decisivo en nuestra salud es la alimentación, y a la hora de enfrentarse a los catarros no es distinto; hay alimentos que, por sus características, ayudan a nuestro organismo a combatirlos y también a recuperarse, por eso es importante conocerlos e incluirlos en nuestra dieta.
Los alimentos que yo uso para combatir los catarros son:
Naranjas y mandarinas
Por su contenido en vitamina C y lo bien que lo comen los peques, ya sea en zumo o en gajos. Tan pronto empieza la temporada comemos al menos una pieza diaria.
Cebollas
La cebolla la comemos en ensalada y en todos los guisos, pero además es nuestra aliada cuando aparecen los temidos mocos. Una pieza cortada en la mesilla asegura una noche de descanso sin tos ni malestar. Sé que hay quien insiste en que no funciona, que es un mito, que sólo conseguiremos oler mal… pero os prometo que con mi mayor es lo único que funciona cuando empieza a toser por mocos. También os digo que conozco gente a la que no le ha funcionado, pero en mi casa va de maravilla; no sé si es por el tipo de cebolla, el niño o qué. Pero lo que sí sé es que hasta que nos contaron el truco estábamos desesperados porque nariz con mocos era sinónimo de noche en vela por toses y vomitonas (es de los que traga los mocos y luego los vomita). Desde que nos lo contaron, así como empieza a toser le ponemos media cebolla en la mesilla. Y palabrita: ¡nunca nos falta!
Miel
Doblemente buena: ayuda a aumentar las defensas y es un excelente antitusivo. Una cucharadita con la leche del desayuno es una buena forma de ayudar a nuestras defensas cada día. Eso si, ¡ojo con los más pequeños! En los menores de un año no está recomendado darla, y menos aún si es miel casera.
En caso de irritación de garganta, funciona genial tomar una cucharadita de miel con un chorretón de limón. Yo lo que hago es que la pongo en un vaso, y la caliento un poquito en el microondas; se remueve bien y se toma calentita. ¡Mano de santo!
Calabazas
Reconozco que antes de nacer mi hijo no las había comido nunca, pero desde que las probé ya no faltan en mi despensa. Son una gran fuente de beta-carotenos y además ayudan a nuestro cuerpo a eliminar la mucosidad. En guisos, cremas e incluso en bizcochos, una o dos veces por semana no pueden faltar. ¿Su secreto para que le guste tanto a mis peques? Pues que tiene cierto dulzor, y le da muy buen gusto a todas las recetas donde la incluyo 😉
Legumbres
De sobra es conocido su poder calorífico, y además tienen un alto contenido en hierro, imprescindible para nuestro sistema inmune. Tan pronto empieza el frío las comemos dos veces por semana, nos gustan mucho las lentejas así que no nos supone ningún esfuerzo extra 😉
Además es importante evitar determinados alimentos, como los azúcares refinados, que modifican el ph de nuestro cuerpo, haciéndolo más proclive a los virus, así que ¡mucho ojo con los dulces que comen esos peques! Y también nosotras, claro 😉
Pese a los buenos hábitos es casi imposible evitar que los mocos hagan acto de presencia en casa, es algo normal en los niños durante otoño e invierno, por algo se les llama «mocosos». En ese caso es importante cuidar la zona de la nariz, y a la mínima muestra de irritación aplicar alguna crema que ayude a minimizar la irritación. Incluso vaselina directamente, a mí siempre me ha funcionado bien 😉
Estamos en la ‘terreta’ de la naranja, por lo que no nos falta en casa, además siempre tenemos miel y solemos comprar calabaza en estas fechas. Somos muy disciplinadas con las comidas preventivas.
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Mucha razón!!
La lactosa: Hace un año, una amiga me contó que había ido, aburrida de tantos catarros y mocos de su hijo y de que el pediatra no le dijera nada más que «dale ibuprofeno» a un médico naturópata, y entre otras mil cosas que le dijo, una de ellas era evitar la lactosa porque ésta aumenta la mucosidad.
Yo he notado una inmensa mejoría en mis hijos desde que toman leche sin lactosa.
Dejaron de tener esa moquera perenne. Claro, no evita los catarros, pero alivia no tener tanto moco en el pecho y en la nariz!
Evitar la lactosa disminuye mucho la mucosidad.
@In a Trendy Town mejor no lo podríais hacer 🙂 ¡Qué envidia de naranjas! A mi me enviaron una vez una caja directa de ahí, y menuda diferencia… el sabor es otro, sin duda.
@JAVI Madridaldia cómo lo sabes! ;D
@Rosa pues tenía entendido que lo de la lactosa es un mito y que no tiene nada que ver. La verdad que en casa tomamos bastante leche, quizás habría que investigarlo 😉
Las cebollas y la miel lo conocía y uso, cabalazas y legumbres no, gracias por la información para tenerloen cuenta este invierno. Me encanta tu blog
La miel, la naranja, el limón, que además es genial para la barriga… Yo tomo miel cada día y desde que lo hago me resfrío mucho menos y recupero mucho antes. Y un zumo de naranja recién exprimido por la mañana, además de perfecto para el tema que has tratado, es buenísimo
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