Supongo que vuestros hijos, al igual que mi mayor, ya estarán de lleno metidos en la extraescolares, entre las cuales me atrevo a adivinar que habrá –al menos- un deporte, ¿verdad? No sé si vosotras os lo preguntáis, pero yo no puedo evitar preguntarme… ¿es suficiente? ¿o debo hacer algo más para fomentar el gusto por el deporte en mis hijos?
Desde pequeño he considerado el deporte como un aprendizaje natural, igual que lo es la alimentación o la higiene; son cosas que los niños ven y viven desde pequeños, y eso que maman tiene mucho que ver con la relación que ellos tienen luego con el deporte. ¿A cuántas de vosotras os gusta la verdura y la coméis con gusto? ¿Y a vuestras parejas? ¿Y a vuestros hijos? Obviamente esto no es blanco o negro, no es una relación directa siempre, pero sí que es verdad que nuestros gustos y aficiones influyen mucho en las de nuestros hijos. Ya sabéis lo que se dicen, los niños ven, los niños hacen. Y el otro día, al encontrarme con una entrada sobre Cómo aumentar la afición del deporte de tus hijos estuve reflexionando sobre ello y sobre si estaríamos haciendo las cosas bien.
Yo, no os voy a engañar, no soy una persona especialmente deportista. No lo he sido nunca, aunque siempre he tratado de caminar mucho para mantenerme mínimamente en forma, y también he ido al gimnasio durante muchas temporadas. Pero desde que soy madre, que no tengo apenas tiempo para respirar, esa faceta ha pasado ya no a un segundo plano… ¡a un plano inexistente! Y es algo que no me gusta, en primer lugar porque me noto oxidada, y en segundo lugar porque el sedentarismo no es la clase de filosofía de vida que le quiero transmitir a mis hijos.
Fase bebé: exploración a tope
Durante los primeros años pasamos muchas horas con él en el parque corriendo y jugando. Para mí fue la fase más difícil pues mi principal premisa era dejarle hacer aquello de que fuera capaz, siempre y cuando su integridad no peligrara. Quizás suene como que lo limitaba, pero lo cierto es que por su agilidad jugaba como niños un par de años mayores, que él, así que en realidad era lo contrario. Yo sólo ponía limitaciones si quería subir demasiado alto. Os juro que algún día rocé el infarto. Pero él podía, y yo no quería hacerle sentir lo contrario, lo que quería era precisamente que él se sintiera capaz de todo y más.
Fase escolar: descubriendo los deportes
Durante los años de infantil no demostró mucho interés en las extraescolares, y tampoco las del colegio nos parecían especialmente interesantes. Tentamos algunas para explorar sus intereses, pero todas le resultaban aburridas así que finalmente no se apuntó a ninguna hasta el último año, en que estuvimos probando varias para ver cuáles le interesaban más, hasta que finalmente se decantó por un par que son los que practica este año. Eso si, durante esos años pusimos a su alcance pelotas, patines, bicicleta… para que fuera probando a ver qué tipo de deporte le gustaba más.
En familia: disfrutando del ocio al aire libre.
Esta es la parte que requiere que pongamos más de nuestra parte, pues tiene que ver con lo que os decía antes de apartar el sedentarismo para mostrarles unos hábitos más saludables, y es sobre lo que más he reflexionado. Desde el año pasado intento ir a andar cada cierto tiempo con mi hijo, pues me gustaría ir con él a las carreras populares que se organizan en nuestra ciudad. El año pasado lo hicimos poco, el invierno fue bastante duro y llovió demasiado, así que no lo propició mucho.
Este año estaba totalmente convencida de empezar ya en septiembre… y voy y me rompo el dedo meñique del pie derecho. Plan abortado durante un mes. Pero en octubre ya comenzamos a hacerlo, y este mes nuestro plan es ir al menos dos días por la semana, para ir cogiendo forma y fondo y poder empezar a correr. Nuestra idea es llevar también a la peque alguna vez, para que se vaya empapando de ese espíritu deportivo. ¡Y de paso nos ponemos en forma los mayores!
¿Qué más pensamos hacer? Pues planes de todo tipo que incluyan naturaleza y deporte: pasear por el campo, recoger castañas o setas, jugar al baloncesto en familia, ir a la piscina juntos…
Ya os contaré cómo vamos evolucionando, por lo pronto nuestros paseos andando evolucionan favorablemente 😉
Mi rubio aun está en 2º de infantil y la verdad es que los deportes no le llaman la atención aun, pero si ecierto que es que en casa no se practica ningún deporte específico. Peor tampoco llevamos una vida sedentaria, al contrario, salimos muchísmo al campo y ya vamos haciendo alguna ruta más grande de senderismo. Coincido contigo en que hay que inculcarle la afición por las cosas, por lo que sea, y que es muy importante que nos vea a nosotros. En casa nos ocurre con la música, papá es músico y el niño ya tiene varios instrumentos que chapurrea. Lo dicho es gundamental despertar su interés por algo.
En casa también hay instrumentos y los peques los han «tocado» desde muy peques.. y es increíble la aficción que cojen cuando hacen algo desde chiquitines, ¿verdad? 😀