El patchwork es una afición que ha ganado mucho protagonismo en los últimos años, aunque no es para nada una práctica moderna, pues se cree que los inicios de este fenómeno se originan en los años 30 del pasado siglo, en Estados Unidos.
Además, de manera muy previa a este hito, se cree que los antiguos egipcios ya fueron los primeros en iniciarse en esta técnica. Los orígenes del patchwork no están nada claros, porque la propia actividad deja lugar a muchas dudas.
Lo que hoy conocemos como patchwork no es más que un método de costura que consiste en crear piezas textiles a partir de distintos tipos de tela que dan lugar a diseños extravagantes y muy coloridos.
Más de 400 comercios, talleres y negocios en toda España
Este arte textil no hace más que atrapar a más aficionados. La dinámica, como comentamos, es muy sencilla, se basa en coser pedazos de telas y estampados para unirlas con un bordado acolchado llamado quilt. Por otra parte, el patchwrok no solo se emplea para elementos textiles domésticos, sino que forma parte de complementos y accesorios o artículos de decoración.
De hecho, la irrupción en el mundo de la decoración, y también la moda, han impulsado esta práctica. Internet es el mejor escenario para contactar con aficionados al patchwork ya sea a través de blogs, páginas web especializadas o canales de YouTube que sirven para promocionar este tipo de manualidad y como modo de tutorial.
Y a todo esto se suman las ferias, eventos y festivales de patchwork, como el Festival Internacional de Patchwork de Sitges, que celebró en 2019 su decimoquinta edición. En 2020 este evento se suspendió debido a la pandemia del Covid-19. En la edición del pasado año se dieron cita más de 20.000 aficionados a esta práctica.
No obstante, más allá de la red y los eventos multitudinarios, en España se calcula que existen unos 400 talleres y negocios dedicados a esta actividad, ya sea a modo de negocio artesano o simplemente como agrupación de aficionados al patchwork.
¿Cómo iniciarse en el patchwork?
Una de las claves de este fenómeno es que no requiere grandes nociones de costura, sino simplemente un poco de paciencia, mucha creatividad y constancia. Como otras manualidades, en realidad el patchwork es una vía de escape ante los problemas del día a día, dedicar ese rato de ocio a alejar las preocupaciones.
En este sentido, es importante aprovechar el potencial de nuestras fortalezas, como puede ser la creatividad con las manualidades, pues con ellas podemos alejar malos pensamientos, desconectar y aprender conocimientos útiles para ponerlos en marcha en otras facetas, como el emprendimiento.
De hecho, muchos aficionados a este hobby han logrado hacerse un hueco a través de las redes sociales o YouTube y encuentran una vía de financiación a sus proyectos mediante la monetización de vídeos o colaboraciones con marcas publicitarias.
La técnica del patchwork se puede emplear de distintas maneras, si bien una muy popular es elaborar colchas, que es cuando recibe el nombre de quilt. En Todocolchas vemos varios ejemplos de colcha patchwork, y podemos comprobar que la base son distintos tejidos y retales de tela que conforman diseños originales, con formas geométricas y siempre muy coloridos.
¿Qué materiales se necesitan?
La accesibilidad es una de las claves que explica el éxito de esta técnica. No se necesita dominar la costura ni tener grandes nociones sobre ella, pero es que tampoco son necesarios materiales excesivamente caros ni fuera del mercado.
Retales de tela que podemos encontrar en casa o bien acudir a tiendas del sector, un cúter especial (que es muy económico), algunas reglas, material de costura habitual, una cinta métrica y un espacio adaptado para los diseños, con una base de corte dividida en centímetros y una mesa donde apoyar los tejidos. Con esto es más que suficiente para iniciarse.
El secreto del patchwork es que es una afición muy accesible, muy económica y que ofrece resultados desde el primer día. Esto es, no ocupa mucho tiempo reproducir otros diseños de patchwork que encontremos en internet.
De hecho, y como ocurre con otras manualidades, una buena dinámica para introducirse en este mundillo es acceder a otras personas que ya lo dominan, ya sea de manera presencial o a través de internet en YouTube y redes sociales. A partir de ahí, intentar copiar sus diseños para que esto sirva como fuente de inspiración.
Una vez se adquiere cierta experiencia es el momento de lanzarse a la aventura creativa, algo para lo que todo el mundo está preparado, aunque conlleva dedicación. Pero como el patchwork es una afición y quien se introduce en ella es porque realmente así lo desea, las horas de dedicación no suponen un esfuerzo mayúsculo. Al contrario, le ayudan a reforzar actitudes siempre bienvenidas, la creatividad y el empredimiento.