Mi historia con la lactancia materna comienza un caluroso 27 de julio de 2007 cuando nació mi hija. Quizá en mi cabeza comenzó antes ya que vi amamantar a mi hermana; nueve años menor que yo, durante tres años.
Mi parto fue duro, 17 horas y media casi sin dormir. Nos subieron a la habitación sobre las diez y media de la noche. No recuerdo darle el pecho hasta la mañana siguiente cuando una auxiliar del turno de mañana me agarró la teta y se la puso en la boca a la niña. Durante ese día casi siempre le ponía la izquierda; no sé porqué. La verdad es que no tenía mucha información sobre la lactancia materna. En el curso de preparación al parto apenas hablaron sobre cómo se da el pecho. Sólo cosas teóricas como que es el mejor alimento, qué es el calostro… pero nada más.
La segunda noche en el hospital fue horrible. Estaba sola con la niña; las dos llorando y una auxiliar me dijo que así no podía estar, que tenía que descansar y me trajo un biberón. Con lágrimas en los ojos le dije que yo quería darle teta y ella dijo que claro que le iba a dar pero que en ese momento tenía que descansar. Tomó un poco y se calló. Me sentía fatal. Dormimos durante algunas horas. Seguí ofreciéndole el pecho durante todo el día siguiente. Lloré mucho porque la leche no subía. Cuando me dieron el alta; casi tres días después de que naciera, la niña estaba muy tranquila. La vestí y la metí en el carrito. Antes de llegar al ascensor del hospital se puso a chillar como loca y volví para que me dieran un biberón. “Así no llego a la farmacia”- les dije, y me dieron un par. Se bebió la mitad más o menos y nos fuimos.
Como hacía bueno aprovechamos para dar un paseo. Entramos en un supermercado a comprar leche. Estaba muy agobiada con ese tema porque no me subía y pensaba todo el tiempo en ello. Mi marido decía que no iba a ser la única mujer a la que no le subiera la leche, que me tranquilizara, pero yo prefería tener leche por si acaso. Me costó decidir y al final cogí unos bricks que ya venían preparados; así sería más fácil-pensé. Ya en la caja cuando íbamos a pagar, la niña se puso a llorar y como el chico que estaba cobrando se había ido le puse en el pecho. Allí mismo, de pié; para verme.
Me encontré con unos amigos de la familia. Me dieron la enhorabuena y vieron la leche. – Si le compras leche ya no le vas a dar teta – me dijo. Cada vez que recuerdo este comentario pienso: “Menos mal que no le iba a dar teta, que sino…”. Nunca llegué a usar esa leche. Se la bebió la hija de mi vecina.
Esa misma noche; 72 horas exactas después de haber dado a luz, me subió la leche. Se me mojó el camisón entero. Durante el primer mes aguantaba muy poco con la teta; una hora o dos como mucho. De día y de noche. Fue muy duro; tanto que intenté darle un biberón de los que me dieron en el hospital para que aguantara un poco más pero no lo quiso. Ni tampoco el chupete. Cada vez que lloraba le tenía que dar la teta. A veces me dolía un poco, sobre todo la izquierda, pero nunca tuve grietas. ¡Menos mal! Fueron pasando los días y cada vez aguantaba más tiempo.
Llegó el momento de darle la fruta pero no le gustaba demasiado así que teta y más teta. Con la verdura le pasaba igual. Cuando cumplió seis meses me incorporé al trabajo. Casi ocho horas todos los días de lunes a viernes. Se quedaba con su padre. Durante ese rato algo comía pero cuando estaba yo en casa solo teta. El fin de semana le daba “fiesta de comida” porque como comía tan mal… Había noches que se despertaba cada hora. Me decían que era por hambre (la gente, que sabe de todo) y siempre pensaba: «mañana le doy, a ver si puedo dormir un poco más». Siempre coincidía que esa noche dormía seis horas del tirón; así que, por hambre no era.
Me quedé embarazada de nuevo cuando la niña tenía 15 meses. No se destetó en todo el embarazo. La de comentarios que tuve que oír. Ella fue la primera que supo que íbamos a tener un bebé. Desde el principio decía bebé refiriéndose a la tripa. Se daba cuenta de todo. La llevamos a todas las revisiones y también a las ecografías.
Un siete de agosto; dos años y diez días después de que naciera ella, nació mi segundo hijo. Cuando salíamos del paritorio empezó a llorar y yo le puse el pezón en la boca. La experiencia es un grado. Ese mismo día, cuando la niña vino a verme al hospital le di teta a ella sola. No quería que viera que su hermano en la teta para que no tuviera celos. Al día siguiente, cuando estaba en la teta le pregunté si quería que le diera a su hermano y me dijo que sí. Ahí empezó mi tándem. Puso su manita en la espalda del bebé. ¡Qué sensación más bonita! La foto está colgada con un marco rojo en el salón para que todo el mundo la vea.
El niño comía para alimentarse pero la teta no le gustaba especialmente hasta que poco a poco, al ver a la niña en la teta todo el día venía a la otra por envidia. Cuando eran un poco más mayores se cambiaban la teta. Se decían el uno al otro “Pium, pium”. Y mil anécdotas más. La verdad es que era muy bonito aunque a veces me agobiara un poco.
Cuando el niño cumplió 15 meses y la niña 3 años y 3 meses, de nuevo embarazada. Pasé un embarazo un poco malo, muy cansada y con dolor de espalda pero muy feliz porque deseaba mucho un tercer bebé. Ninguno de los dos se destetó en todo el embarazo. Cuando me cogí la baja el niño se tiraba un buen rato en la teta nada más despertarse. Me encantaba tenerle a mi lado. Y también durante el día sentarme en el sofá con el barrigón y tener a cada uno en una teta.
A las revisiones al principio íbamos todos pero después dejé de ir con los niños. La matrona le decía a la niña que cuando naciera el bebé tendría que dejar la teta porque ya era mayor, que como ya iba al cole… Yo le dije que no iba al cole y que no iba a destetar a ninguno de los dos. Se quedó muy cortada. En la siguiente revisión se lo dijo a la ginecóloga delante de mí y ella dijo: «Bueno, bueno, tú sabrás…». Desde ese momento dejé de decir que les daba pecho a los dos.
Como con sus dos hermanos, rompí la bolsa por la noche. En el hospital no le di teta delante de sus ellos. Lo primero que hizo el niño cuando llegué a casa fue darle uno de sus chupetes al bebé. Con lo importante que era el chupete para él…
El bebé dormía muchísimo; aguantaba seis horas seguidas sin problema y mientras le daba teta a los otros dos. Alguna vez se peleaban cuando el bebé estaba en la teta porque sabían que él tenía prioridad. A veces el tritándem era agotador, sobre todo cuando me quedaba sola con los tres. Fue muy duro pero los días fueron pasando rápidamente.
Hubo algún comentario por parte de la enfermera de pediatría medio en broma pero a los dos mayores no les hizo ninguna gracia pensar que podían quedarse sin su teta querida. Menos mal que el bebé engordaba y crecía bien porque sino seguro que me habrían dicho que tenía que destetar a los otros.
Cuando el bebé cumplió tres semanas la niña empezó el colegio. Desayunaba solo teta en su cama tumbada durante media hora. Yo tenía miedo de cómo reaccionarían sus compañeros al enterarse que con cuatro años aún tomaba teta. Pensé que le llamarían bebé o le insultarían; pero no, fue al contrario; tenían envidia. Algunas niñas les dijeron a sus madres que tomaba teta y que ellas también querían. ¡Qué gracioso!
Al cumplir seis meses el bebé, de vuelta al trabajo. Me sacaba la leche todos los días; al principio entre 200 y 360 mililitros. A veces no conseguía sacarme más de 100. La congelé toda. No tenía intención de sacarme la leche porque me parecía un rollo pero como tenía tiempo, aproveché. Ya comía fruta y verdura con carne pero aún así por la noche cada tres horas estaba en la teta. Me quedaba dormida en el sofá. Cuando llegaba a casa todos se peleaban por la teta. Los días que el bebé dormía eran los mejores porque los dos mayores no discutían.
«Y esta es mi vida»- es la frase que le digo a la gente que me ve todo el día con alguno de los tres en la teta. En casa no me molesto en llevar sujetador. Siempre hay alguno que me levanta la camiseta. No sé cuándo llegará el destete pero la verdad es que intento difrutar de todos los momentos, por cansada que esté o por mucho que discutan.
Gracias diminuka por compartir tu historia, me ha parecido preciosa, me ha emocionado mucho. Qué maravilla conseguir esa lactancia a tres… ¡¡Un abrazo!!
Me ha encantado! Enhorabuena a esa mujer generosa y grandisima mamá. Sólo hace falta tener ganas y mucho amor para poder hacerlo, verdad?
Felicidades por el aguante; la paciencia; que linda historia….fabulosa porque vota mitos directo a la basura donde tienen que estar como que el pecho no los alimenta despues del año y otras…gracias 🙂
Qué historia tan maravillosa! No hay mejor alimento para los niños desde luego. Has sido muy valiente, habrás tenido momentos de muy alta demanda que has solucionado con mucho amor. Me encanta! Gracias por compartir tu historia es realmente preciosa.
Gracias. Amor de sobra y ganas no me faltan. Un saludo. Diminuka.
Gracias. La verdad es que soy una mujer muy paciente y por supuesto que les alimenta después del año y medio, y después de los dos y después de los tres y después de los cuatro y ¿después de los cinco? Te lo digo en un par de meses 😛 Un saludo. Diminuka.
Gracias. La verdad es que he tenido momentos de todos los colores y sabores y hasta ahora todos superados. Me siento muy afortunada. Un saludo. Diminuka.
Enhorabuena Diminuka y gracias por compartir tus vivencias duras pero con mucho amor y ternura. Ojalá todo el mundo tuviera la mitad de tus ganas y tu fuerza de voluntad. MªCarmen 23 meses de lactancia con momentos tan maravillosos que hacen olvidar todo el cansancio.
Gracias por tus palabras. Acabo de leer tu comentario. Me ha emocionado; sobre todo ahora que estoy tan cansada. Trabajar fuera de casa y tener a los tres todo el día en la teta desde que entro por la puerta… Ya vamos para año y medio de tritándem y seguimos con paciencia, muuuucha paciencia. Un saludo
L
Wow, hermoso es poco! Me he reído, me he asombrado y hasta he asentado la cabeza al leer tu experiencia…tengo solo un bebe (por ahora) de 15 meses y muero de risa porque todo el mundo al verme dándole teta me dice «todavía?¡», son unos fastidiosos, ojalá tenga la dicha de amamantar a dos y hasta tres hijos..como lo has hecho tú, con amor!