Ya hace algo más de 2 meses y medio que nació La Peque y el mismo tiempo que retomé una de las experiencias más bonitas que una madre puede vivir, amamantar a tu bebé y ver como crece gracias a tu leche.
Mi primera experiencia con la lactancia tuvo un inicio complicado, Bichito era un bebé de alta demanda, tenía reflujo y por lo que supe después con algo de frenillo, lo que hizo que establecer la lactancia nos costara bastante: horas y horas con Bichito mamando, regurgitaciones enormes, un niño poco dormilón y un agotamiento extremo por mi parte… a lo que le podemos sumar el sinfín de malos consejos por parte de allegados.
Pero por suerte tenía el apoyo incondicional de mi marido y una pediatra prolactancia, así que lo conseguimos y pudimos disfrutar de 33 meses de lactancia, 33 meses de consuelo, cariño, amor, alimento, ternura, 33 meses que llegaron a sufin con mi nuevo embarazo y un destete gradual y sin llantos favorecido por la disminución de la producción y por mi, que aunque estaba a gusto amamantándole y me daba pena dejar esa etapa también sentía que ya había llegado el momento y no me veía con fuerzas para el tándem. Aunque a día de hoy no tengo muy claro si Bichito hubiese seguido mamando porque realmente fue muy sencillo y simplemente dejó de pedir y empezó a conciliar el sueño de otra forma.
Y llegó el día que La Peque decidió venir al mundo y pude volver a retomar esta fantástica experiencia, esta vez muy diferente.
La primera vez que la puse al pecho aún estábamos unidas por el cordón y se enganchó perfectamente, desde el primer momento cogió bien el pecho y mamaba con muchas ganas, y aunque el primer día perdió bastante (aunque dentro de la normalidad) y me ofrecieron suplementar. Gracias al apoyo de dos grandes amigas, mi marido y de Pilar Martinez que a través de twitter me estuvo asesorando, superamos esa noche y al día siguiente me subió la leche y La Peque no perdió más. A partir de ese momento todo ha ido fluyendo y ella cogiendo peso y creciendo.
En mi primera lactancia en los 3 primeros meses tuve grietas, alguna obstrucción, Bichito se pasaba literalmente casi todo el día enganchado al pecho, jamás noté cuando me subía la leche ni el reflejo de eyección y con el sacaleches a duras penas conseguía sacar unos pocos mililitros.
En ésta si noto cuando me sube la leche, no suelo necesitar discos de lactancia pero alguna vez si he tenido fugas, la peque mama y se suelta y me he reconciliado con el sacaleches.
Así que después de haber amamantado a Bichito durante 33 meses me encuentro con una lactancia completamente diferente y en muchos aspectos es una sensación nueva para mi, tengo que reconocer que de
inicio más placentera y si a ello le unimos la experiencia el resultado es una lactancia a demanda real, tanto que en todo este tiempo creo que no he mirado ni una vez el reloj, así que a día de hoy no tengo ni idea de cada cuanto pide ni lo que tarda ni las tomas que hace al día, ella crece ( y mucho que está bien grandota) y es feliz, así que más no se puede pedir.
Me ha encantado conocer tu experiencia. Tiene muchos puntos en común con la mía! Ojalá puedas retomar el blog pronto, doy fé de que con dos peques es mucho más complicado. Un abrazo!
Pero que post mas lindo, me encanta 🙂