Que dar el pecho es lo mejor para el bebé, es algo que sabemos y que es indiscutible. Que también es bueno para la mamá, es algo que se está descubriendo más recientemente, pero creo que es algo que no influye en nuestra decisión de dar pecho. Pero hay algo a lo que quizás no se está dando la debida importancia, y que con la experiencia he visto que sí la tiene, y según pasan los meses cada vez adquiere más. Y es la tranquilidad que da a la mamá el hecho de dar el pecho, lo que ahora se llama lactancia prolongada.
Esta tranquilidad no es tal al principio, de hecho es más bien al contrario, debido a las continuas interferencias externas. Ya nos lo sabemos todas: que si no le engorda suficiente, o que le engorda demasiado. Que si toma mucho o poco. Que si se mal acostumbra, que si es manía… y demás tonterías.
Van pasando los meses, vas adquiriendo confianza, y entonces llega la alimentación complementaria. La experiencia con ella suele ser distinta para las mamás «convencidas» de dar el pecho de las que no lo están o las que dan biberón.
Las primeras suelen introducirlos sin prisas, siguiendo los ritmos que marca su bebé, y siempre después de mamar. Las segundas suelen seguir las pautas marcadas por el pediatra o la matrona, y dan prioridad a esos alimentos. Y aquí empieza esa tranquilidad de la que hablo. Porque, tras meses dando pecho, ya tienes la lección bien aprendida, ya sabes que lo que más le puede alimentar es tu pecho, y que ni hay prisa ni hay necesidad de dar otras cosas. Es un aprendizaje, pues se trata de que el bebé conozca nuevos sabores y texturas, y los aprendizajes van mejor despacito y con buena letra. Y sabiendo que con el pecho ya está alimentado es fácil estar tranquila y seguir esos ritmos, incluso si no quiere probar la comida durante meses.
La alimentación avanza, poco a poco acepta alimentos, cada vez más; pasan los meses, el bebé crece y empieza a ser un niño (o niña) que ya casi come «de todo»… y entonces empieza la «fiesta» de los dientes, y si va a la guardería la «fiesta» de las enfermedades. Y estas «fiestas» conllevan no comer. Y aquí viene la gran diferencia, y la que a mí me parece la gran ventaja de la lactancia prolongada. Porque un niño que pierde el apetito, si toma pecho, se refugia en el pecho; raro, rarísimo, es que no quieran, de hecho por mi experiencia estoy viendo que cuando comen menos maman más. Así que, aunque que un niño deje de comer siempre hace que la mamá se preocupe, las cosas se ven muy distintas cuando toma el pecho, porque sabes que mientras continúe mamando está alimentado. Esto con un niño que no toma pecho no es igual, porque cuando no comen no comen, no quieren nada, y muchas veces ese nada incluye que no quieran ni leche ni bibe ni nada. El pecho lo aceptan porque es otra cosa ;).
Y en esas ando yo estos días, con un niño que lleva una semana sin comer apenas y preocupada, porque me da miedo que se le encoja el estómago y se acostumbre a no comer. Pero la preocupación es relativa, pues al fin y al cabo estos días mama y mucho, con lo que alimentado está. Pero esta situación me ha llevado a reflexionar y a pensar… ¿Qué pasaría si ya no tomara pecho? ¿Qué pasaría si yo no hubiera querido mantener la lactancia? Hoy no ha aceptado más que medio yogurt y un trocito de jamón york en todo el día, poco más o menos lo mismo que durante el resto de la semana. Le hemos ofrecido, entre otras cosas, leche, y no la ha aceptado, a pesar de que le encanta beberla tanto de su taza como de un bibe. ¿En que situación de debilidad se encontraría ahora si ya no tomara pecho? ¿En que situación de nervios nos encontraríamos nosotros viendo que no acepta comida, y que los días pasan y continúa sin hacerlo?.
Cada día tengo más claro que la naturaleza es muy sabia, y que si nos permite dar el pecho durante tanto tiempo, es que la lactancia prolongada no sólo es beneficiosa, sino que también es necesaria. A los hechos me remito.
Tan cierto!!! Otra de las bondades de la teta… y seguimos sumando! Un besote!
Por cierto, me gusta mucho el nuevo look del blog 🙂
Tengo una amiga que siempre me dice que la tranquilidad y la maravilla de dar el pecho comienza a los 3-4 meses de haber empezado. Dice que al principio es duro y genera mucha incertidumbre y, cuando comienza lo bueno, es cuando la gente suele dejarlo porque empieza a trabajar o porque se cansa.
Tienes toda la razón! La naturaleza es sabia, pero nosotros no! Y pretendemos no escuchar a la naturaleza, soberbios nosotros que nos creemos más! La lactancia es un regalo y una bendición… y más allá de todo, tiene una hermosa razón de ser, un tiempo y hay que respetarlo…
Lindo post!
Sí que es verdad, yo no pensé que me fueran a quedar ventajas por descubrir…
¡Gracias por lo del look! Está a medio cambiar, como mi nene está pocho no pude seguir, pero aún le falta alguna cosilla 😉 Un besote!
Silvia no podría estar más de acuerdo con tu amiga… y es una pena, porque tras pasar toda la parte dura de la lactancia, todas las mamis se merecen el premio de disfrutar de la bonita, y la mayoría se la pierden. Y es muy triste, porque se quedan con esa sensación agridulce cuando en su lugar podrían disfrutar de una experiencia increíble. ¡Un besote guapa!
Karina (sayrolita) gracias por tu mensaje! Tienes razón, la lactancia es un regalo, es una pena que no todas las mamis puedan vivirlo así… Yo creo que poquito a poquito y entre todas conseguiremos que cada día sean más mamás las que puedan disfrutarla, y con ellas sus bebés. Un besote y bienvenida!
Totalmente deacuerdo!!! Yo ahora tengo alguna presión por parte del padre, que a veces me dice que ‘está comiendo poco’ porque a sus 11 meses, Pichuco no tiene demasiado interes por la comida y solo come bien si yo no estoy. si estoy con él su mayor interés es la teta, y la usa especialmente para dormir, así que cuando despierta de sus siestecillas, tiene la tripa llena y no quiere comida. está sano, enorme y muy bien, así que no me preocupo pero es verdad que el miedo del papi a veces me agobia.
Con mi último hijo di pecho 2 años y muchas veces me preguntan (y me pregunto yo) que si el es tan mañoso y de poco comer por eso.
Lo que yo tengo claro es que en nuestro caso fue lo mejor. Por lo menos comía algo y de paso era buenísimo para el. Ahora que el tiene 3.5 y que sabemos que tiene inmunodeficiencia y que cada vez que enfermaba su cuerpo literal no procesaba nada , entiendo y me alegro de haberlo hecho por el tiempo que lo hice.
Felicidades mamá orquídea!
Tengo curiosidad: ¿a qué te refieres con lactancia prolongada? ¿a qué edad?