Ya sabemos que un buen juguete entretiene y educa a partes iguales. La pregunta es: ¿se puede conseguir todo esto con un juguete casero? La respuesta es sí, se puede hacer auténtica magia con materiales de uso corriente. Es más, los peques pueden ayudar con el diseño y la fabricación, lo cual ya es una actividad educativa en sí misma. Aquí van un par de ideas, por si te animas.
Con la diversión a cuestas
¿Tienes por ahí alguna caja metálica que ya no uses? Una caja de té o de maquillaje puede servir, o quizá algún plumier de tu época escolar. Nada más fácil que convertir estos recipientes en desuso en cofres del tesoro. Y lo mejor es que se pueden transportar fácilmente a cualquier sitio. Incluso pueden contener varios juegos a la vez. Aquí te damos algunas ideas:
- Dibuja una cuadrícula de 3×3 en una cartulina y pégala en el fondo de la caja con un buen pegamento. Eso sí, cuidado con la piel al hacerlo. Con ello, ya tienes la plantilla para jugar a tres en raya. Las fichas pueden ser los botones de alguna prenda que ya no utilices.
- Pega en la tapa tacos de pósit y usa la caja como estuche para las pinturas. Es todo lo que necesitas para que los niños se pasen horas pintando y dibujando.
- También, puedes llenar la caja con los típicos bloques y figuras de construcción. La plastilina también puede servir. La tapa se usará para exhibir las figuras.
A los críos les encanta llevarse sus juguetes favoritos a todas partes. Con las cajas del tesoro, además, pueden cambiar fácilmente de juego si se cansan. Es fantástico para viajes largos, tardes de compras y otras actividades divertidas para mamá… pero no tanto para ellos.
Sacos de semillas: un juguete, un millón de juegos
Un proyecto fácil si te gusta coser: utiliza restos de telas para hacer bolsas de semillas, que puedes rellenar simplemente con arroz. Si quieres un resultado más vistoso, puedes coserles números, letras o figuras geométricas, que también servirán para idear nuevos pasatiempos.
Ni te imaginas la cantidad de juegos que se les ocurrirán a tus hijos con algo tan simple:
- Lanzar la bolsita al aire e intentar atraparla antes de que toque el suelo.
- Pasarse la bolsita unos a otros, separándose cada vez más.
- Carreras de relevos.
- Encestar la bolsita en una papelera o el cubo de playa.
- Esconder la bolsita para que los otros jugadores la encuentren.
- Mantener la bolsita en equilibrio sobre alguna parte del cuerpo, a ver quién aguanta más.
Como ves, las bolsas de semillas dan mucho juego. Además, cualquiera de las actividades anteriores se puede hacer con niños y niñas desde preescolar. También sirven para integrar a chavales de distintas edades y capacidades. Y son perfectas para que aprendan a relacionarse entre ellos y con el medio, además de explorar nuevas habilidades.
Se puede concluir que los juguetes hechos en casa pueden ser tan divertidos como los que compramos en las tiendas. O incluso más, porque disfrutamos imaginando el resultado y haciéndolo realidad. Además, podemos involucrar a nuestros hijos en todo el proceso. ¡Es increíble hasta dónde puede llegar su imaginación! Por no hablar de los beneficios que les aporta el trabajo en equipo. Hay cantidad de proyectos que no requieren mucho tiempo ni habilidades especiales para obtener resultados sorprendentes.
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