experiencias lactancia materna

La historia de lactancia de Verónica

Por Verónica (El rincón de Mixka)

Una de las primeras historias que me planteaba contar en el blog cuando lo creé fue precisamente contar mi vivencia,  mi experiencia sobre lactancia. Pero es algo muy personal y me ha costado mucho “desnudarme” y abrir al mundo mi historia, cómo lo viví yo, que es mucho más que la lactancia lo que la rodea. Y hoy justo cuando me había decidido, y me había dispuesto a pedirte (no lo hubiera hecho nunca sin tu permiso) que me dejaras adoptar el nombre para este post, he visto que nos brindabas la oportunidad de contar nuestra experiencia junto con otras madres, de intercambiar experiencias y por qué no aprender las unas de las otras. Y aquí está la mía. Con sus defensores y sus detractores pero mi historia a fin de cuentas.

Yo lo tenía muy claro desde el principio. Mi niño tomaría teta. Así, sin más, teta. Yo creo que muchas veces es cuestión de convicción. Quiero amamantar a mi hijo. Quiero sentirle, quiero lo mejor para él.

Pero luego, en la vida real, a veces te pasan cosas… que suponen una barrera para llevar a cabo lo que realmente quieres hacer. O eso piensas…

Mi historia sobre la teta comenzó un 11 de mayo de 2007 a las 12:10 minutos del mediodía, tras veinticuatro largas horas en el paritorio, cuando por primera vez después de 39 semanas en mi interior, mi niño descansó sobre el pecho de su madre, que esa soy yo!! En el momento de nacer me lo pusieron a mi lado, aunque enseguida se lo  llevaron sin sacarlo del paritorio para hacerle las pruebas de rigor. En ningún momento lo alejaron de mí, y cuando finalizaron volvieron a ponerlo en mis brazos. Enseguida le ofrecí el pecho y se aferró a él enseguida. Fue algo  muy emocionante, que difícilmente una puede expresar con palabras… ¡Estaba ahí! ¡Conmigo!, mi niño… mi hijo…

La verdad es que en el hospital no recibí gran apoyo, la planta de maternidad estaba al borde del colapso y a nosotros nos ingresaron en otra planta diferente a la de maternidad, por lo que la empatía y cuidados por parte de las enfermeras, aunque no debiera haber sido así, tampoco fue la deseable. La primera noche incluso, cuando mi niño no dejaba de llorar y yo estaba desesperada porque pensaba que algo le pasaba… la respuesta fue algo así como “Y qué vas a hacer cuando vayas a casa!!”… En aquel momento lógicamente no tenía yo energía después de 24 horas de parto de ponerme a discutir, pero lo mínimo que esperaba era una palabra amable y de ánimo… Al niño no le pasaba nada, a base de probar y ofrecerle pecho y, y, y… descubrí que lo único que lo tranquilizaba era estar sobre mí. Y así dormimos esa primera noche. Me abrí el camisón y lo coloqué sobre mi vientre. Bueno… él durmió, yo poco la verdad, por miedo a que se cayera.

Al día siguiente, nos fuimos a casa. Yo estaba muy agobiada, me hacía muchísimo daño y no podía hacer otra cosa más que llorar y llorar y llorar. Y así pasaron un par de días, hasta que tenía los pechos hinchados, agrietados y con un dolor espantoso. Mandé a mi marido a la farmacia a por unas pezoneras, pero no funcionaron para nada. O no supe ponérmelas o realmente no funcionan en absoluto y ya por último le dije que comprar un biberón ¡No podía más!

Al día siguiente, llamé a la matrona que me había seguido durante el embarazo, no podía darme por vencida. Le expliqué cómo me sentía, y lo que me estaba ocurriendo, más quizá con ánimo de sentirme escuchada y entendida que por recibir la respuesta que obtuve. Gratamente satisfactoria. Me propuso acercarme al centro de salud con el niño. Y eso mismo hice.  Cogí el coche, y allí me fui. Sólo tengo palabras de agradecimiento hacia Gurutze, la matrona que con tanto cariño y paciencia me orientó, me ayudó con las posturas y me dio pautas para corregirlas. En menos de dos horas todo cambió. A partir de ahí todo fue a las mil maravillas, el niño se agarraba perfectamente y cuando no lo hacía corregía su postura, y aun con los pechos destrozados, no sentía ningún dolor. Éstos fueron curando y mi niño creciendo día a día, hasta que…

Un mes y medio después mi marido me dijo que ya no me quería. Así, sin paños calientes. Hoy, seis años después y con unas cuantas conchas ya… cual galápago, probablemente no hubiera sacrificado muchas cosas de las que sacrifiqué. Pero en aquel momento mi mundo se vino abajo (pero esta no es la historia que nos interesa, por lo que no le dedicaré más que estas palabras y sólo por poneros en antecedente). Por supuesto no dejé de darle el pecho en aquel momento a mi hijo, pero psicológicamente estaba destrozada. No tenía fuerzas para casi nada. Él era mi único motivo para seguir adelante, pero mis motivaciones y mis ganas eran cero.

Mi objetivo era volver al trabajo, sociabilizarme con otras personas, y pasar ese trago. A los cuatro meses y medio abandoné la lactancia. Fui a la doctora de cabecera, para pedirle las pastillas para cortar la leche… no me preguntó, no me dijo nada. NADA. Lo que quiero decir es que nadie me planteó el poder seguir dando pecho al niño aun estando trabajando… ni las personas de mi entorno, ni el médico… No tengo derecho a responsabilizar a nadie, la responsabilidad es mía, pero es cierto que a veces, necesitamos un pequeño empujón o un jarro de agua fría que te abra los ojos.

Hoy, después de seis años, miro a mi hijo y es un niño sano y feliz, pero yo sé que podría haberle dado más. Me rendí muy pronto y hoy sé que nunca volverá a pasar algo así. Quizá fui una cobarde, quizá me sobrepasaron las circunstancias. Recuerdo ese abandono con mucha amargura.

Hoy cuando en mi entorno veo mujeres que al segundo día abandonan la lactancia intento darles mi punto de vista, algunas lo aceptan otras no… Es algo tan personal… Lo único que puedo decir es que hay que respetar todos los puntos de vista, pero al primero que debemos respetar y darle lo mejor de nosotras es a nuestro hijo.


¡Gracias Verónica por compartir tu historia! Como ya te dije, es una historia muy dura, pero a la vez bonita, porque conseguiste establecer tu lactancia, conseguiste disfrutar de ella… y conseguiste superar todas las adversidades. Te deseo mucha felicidad.

6 comentarios en “La historia de lactancia de Verónica”

  1. Alba Latorre Bonet

    Cuando leo estos testimonios veo lo importantes que son los grupos de lactancia

  2. Pues sí, es una historia dura, pero no cabe duda de que Verónica es una mujer muy fuerte. Seguro que su testimonio podrá servir de ayuda a otras madres. Un beso y gracias por compartir!

  3. En estos momentos estoy amamantando a mi segunda hija. Con la primera estuve hasta los 24 meses i tuve que aguantar comentarios tales como: la estás malcriando, usa el pezón como si fuera el chupete, ya está muy mayor…
    Ahora hay otras mamis que me dicen que no amamantan porque les da verguenza dar teta en público. Pues yo no me tengo que esconder, la lactáncia és algo muy natural.
    Grácias por compartir tu experiéncia.

  4. Ufffff, se me acaban de saltar las lágrimas… Me he identificado totaltmente con Verónica… a mi marido no me dejó, pero si que fue muy muy duro el inicio de la lactancia para mi, y sino es por mi cabezoneria.. pero sobre todo porque mi marido me apoyo y me ayudo mucho (por eso se me han saltado las lágramas, porque entiendo que abandonara, no creo que fuera una cobarde, es que realmente a veces es muy duro, y sin esa persona que te apoya, yo desde luego estaría perdida). Mi marido y mi grupo de lactancia que también fue y sigue siendo imprescindible para mi…

  5. ERES UNA MUJER VALIENTE, UNA LUCHADORA que decidió cortar la lactancia por hacer frente al mundo laboral y al cuidado de su hijo SOLA, con el bajón propio del parto y el añadido de la rotura de la pareja. Así que, a mi modo de ver y entender la vida, lo seguiste y has seguido amamantando con tu amor, tu fuerza a pesar de todo y de todos y tu par de ovarios.
    Tu hijo es un niño afortunado que tiene una madre que le ha enseñado que en la vida ni hay que rendirse, que la vida está para pelearla, y que pase lo que pase abandonar no es la opción.
    Un abrazo desde la admiración más grande y desde el cariño sincero. Eres una VALIENTE.
    Me has hecho llorar…
    Feliz lunes pequeña gran mujer <3

  6. Leo y leo blogs y más blogs y si hay algo que sigue sorprendiéndome es como nosotras, las madres, que intentamos siempre dar el máximo a nuestros hijos, al mismo tiempo nos fustigamos continuamente. Las decisiones se toman en un momento concreto y en unas circunstancias concretas y no deberíamos martirizarnos tanto. Pero las madres somos así, siempre pensando en que nunca es suficiente.
    Un saludo a las dos!

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