Dientes, dientes, que es lo que les…
Ayer me sentí cual la pantoja en su momento álgido, luciendo por doquier con una sonrisa: ¡Dientes dientes! Y es que quien tenga un churumbelito al que la dentadura le esté dando guerra o se la haya dado en su momento, sabe lo divertidas que pueden llegar a ser las noches. Una tras otra, una fiesta contínua: que si me despierto, que si me quejo, que si no me duermo, que si me revuelvo, que parece que me duermo.... ¡que noooooooo que era broma!! ¡Volvemos a empezar! Y mientras tu churumbelillo practica para sus futuras noches de juerga (con chumda chumda incluído, palabrita, estuve a tris de ponerle makineo) tú mientras tanto haces memoria mental de donde estará aquella crema tan maravillosa que te habías comprado cuando eras una soltera descerebrada que sólo pensaba en modelitos y juerguitas, que paseaba subida a grandes tacones y no salía de casa sin la raya ...