Los niños no vienen con un manual de instrucciones. Es algo que todas sabemos. O más bien que creemos, porque en realidad el manual de instrucciones lo traemos en los genes, pero nos machacan tanto con lo que «toda buena madre debe hacer» que se nos olvida lo más importante: escuchar a nuestro bebé. Él hace que el libro de instrucciones se active en nosotras 😉
Todas esperamos, más o menos, que el bebé llore, que se despierte, que tenga hambre. Incluso algunos padres lo esperan también xD. Pero no nos podemos ni imaginar que eso no es más que la punta del iceberg. Y creo que en parte eso tiene mucha culpa de lo difícil que se nos hace luego; no estamos preparadas para la que se nos viene encima.
No sabes la madre que serás hasta que no tengas a tu bebé en brazos
Nadie nos dice que quizás cambiemos. Yo no tenía ni idea del tipo de madre que iba a ser, aunque pensaba que si. Pero una cosa son las teorías y los «cuando yo sea madre» y otra la realidad, cuanto tienes a tus hijos en brazos, cuando sientes que te necesitan y que dependen de tí… ahí descubres el tipo de madre que eres. Y puede que te sorprendas.
Nadie te cuenta que los primeros días te sentirás como si te hubiera pasado un camión por encima, especialmente si has tenido un parto intervenido (cesárea, ventosa…) y más aún si eres una de esas locas que se empeña en dar el pecho (¡presente!). Más que nada porque si no das pecho posiblemente te sugieran que tomes analgésicos, pero si lo das… es muy posible que no te digan nada. ¿Hola? ¡Podemos tomar paracetamol! Lo que lo habría agradecido en mi primer parto…
¿Entuertos? No los había oído nombrar… hasta que los sentí.
Tampoco te avisarán de que todo el mundo sabe más de tu bebé que tú. O eso se creen. Tu madre, tu suegra, la vecina del quinto, tu prima la de Huelva, el tío Federico… si, él también. Todos saben más que tú de tu bebé, y se ofenderán si nos sigues sus consejos a pies juntillas, pese a su insistencia. Vete practicando el «muchas gracias» con sonrisa, porque te hará falta. Recuerda que lo hacen con su mejor intención, incluso cuando sean cansinamente insistentes y te gustaría manderles a freir espárragos.
cuando se pasen de cansinos mándales a lavar la ropa o a limpiar el baño, que es mucho más práctico y te ahorrará trabajo 😉
Aprenderás a hacer muchas cosas con una mano, porque tu bebé requerirá que lo tengas en brazos continuamente. Y es normal, necesita estar pegado a tí para sentirse seguro. Tampoco te dirán esto; en cambio, es muy posible que te digan que no lo cojas tanto, que se malacostumbrará. No lo hará. El amor no malcría, mal-cría que te ignoren. Si te aficionas al porteo podrás usar tus dos manos mucho más tiempo 😉
Nadie te cuenta que dormirás menos que nunca, que habrá días que creas morir -literalmente- de sueño, pero que resistirás. Y que incluso los días más infernales seguirás adorando a tu bebé. Por si lo dudabas 😉
Te asaltarán mil dudas: ¿y si el bebé tiene hambre en la calle? ¿Y si se me olvida la muda? ¿y si se pone a llorar en la calle y no soy capaz de calmarle? Créeme: LO HARÁS. Sabrás resolverlo. TODO. Unos días mejor que otros, pero oye, nadie es perfecto. NADIE. Así que no te agobies intentando serlo.
Tendrás días malos. Días en que sentirás que no eres capaz. Que lo haces fatal. Que eres una madre terrible. Días en que pensarás que no tienes ni idea de lo que estás haciendo. Te voy a contar dos secretos: ninguna tenemos ni idea. Todas nos sentimos así algún día. Sólo serás una madre terrible el día que dejes de cuidar de tus hijos.
La madre perfecta no existe. No te agotes intentando serlo. Disfruta de tus hijos, y no dejes de intentar ser la mejor madre para ellos
Pero no vayas a pensar que todo será negro. Habrá muchos días grises, otros normales, otros buenos, y también habrá días increíbles, pero sobre todo habrá muchos pequeños momentos que harán que todo tenga sentido y todo merezca la pena.
Como el primer día que te dé un beso. O cuando por pimera vez te diga: TE TERO MAMÁ. Porque será tan pequeño que no sabrá ni decirlo bien, y tú te derretirás.
Si tiene hermanos, no olvidarás el primer día que se abracen. O cuando el «te tero» se lo dedique el mayor al pequeño. Y ya ni te digo cuando se lo diga el pequeño al mayor.
Muy de acuerdo, yo no esperaba que fuera tan difícil. Pero no cambio a mis mellis por nada.
Que bonitas palabras, me han gustado mucho!
Lo has clavado 🙂
Tienes toda la razón, una no es madre hasta que no tienes un motivo para serlo. Y por mucho que te digan, cada una es como es.
Yo debo ser la excepción que confirma la regla, ¡porque no me considero mala madre para nada! Por supuesto soy imperfecta, me equivoco mil veces, y me doy cuenta que hay cosas que no hago como querría, o no salen como esperaba. Y por supuesto tengo mis días malos en los que me gustaría salir corriendo. Pero en general no me torturo por ello. Si me doy cuenta de que algo no me gusta o no nos va bien, intento cambiarlo si puedo. Vamos aprendiendo día a día.
Pero en general pienso: tengo dos niñas sanas, que crecen en todos los sentidos, que se adoran a las que adoro, que disfrutan de la vida, son felices, son buenas niñas, y nosotros como padres las disfrutamos muchísimo. Tan mal no lo estaremos haciendo, ¿no?
Y eso seguro que es así para todas nosotras. ¡No hay que ser tan dura con una misma!
¡Un beso!
Yo desde que soy madre, me he arrepentido de haber hablado antes. Qué pesados y que listillos somos todos cuando no estamos en la situación. YO no me puedo quejar porque tengo una niña bastante sana, y el parto fue muy bien, la lactancia y todo eso también, pero reconozco que hay días que tiraría la toalla. Aún así esto no lo cambio por nada del mundo no puedo estar ni cinco minutos sin ella.
Pues verás cuando crezcan…
Que linda nota! Sí que muchos días me torturo, pero siempre trato de concentrarme en mi hija, en su sonrisa que me dice que todo está bien y seguir =)
Yo tengo asumido que tengo cantidad de limitaciones como madre, pero oye, intento hacer lo que puedo cada día. Y espero que con eso sea suficiente para que mis criaturas crezcan por lo menos medio normales y felices.
He llorado al leerlo, realmente son palabras de aliento al recordar que mañana sera otra oportunidad, muchas gracias
Cierto cierto… nadie te cuenta lo dificil que es arrancar en esto de la maternidad! O será que no nos lo creemos hasta que nos llega. La segunda vez todo es mucho más fácil, bendita experiencia!
Cuando te dicen, mamá eres la mejor del mundo… entonces te olvidas de todo y te los comerías a besos.
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pues tal cual lo cuentas, nos convertimos en una montaña rusa de sentimientos… de la que ninguna queremos bajar!! ❤
Totalmente de acuerdo, Vanesa. Ser madre tiene poco que ver con lo que te cuentan. Tiene mucho más que ver con aprender a estar presentes. A confiar en una misma. Con descubrir, en el encuentro con el hijo, la nueva identidad «mujer-madre» que surge en nosotras.
Y una, como en la vida, nunca sabe a ciencia cierta cuál es la mejor manera de criar. Porque «Se hace camino al andar». Se trata de ser una perpetura aprendiz de una misma y de lo que sucede; una madre en obra.
Me ha encantado el post!! Me parece que me quedaré por aquí 😉 Acabo de descubrirte por el post de Mamá Cuchufleta y me ha encantado. Yo también escribí un post sobre lo que nadie nos dice de la maternidad, pero es diferente (diferente contenido y estilo jeje). Pero vamos, la idea general la misma, hay un montonazo de cosas que nadie nos dice, pero merece la pena a pesar de lo difícil que es (las cosas que más cuestan son las que más merecen la pena!)
Necesitaba leer este post hoy. GRACIAS, de verdad.