Trece meses. Ese es el premio que la naturaleza me ha dado por mi dedicación a la lactancia materna. Hoy mi niño ha cumplido 13 meses, y la naturaleza ha decidido que ambas hemos cumplido también. Treces meses sin período, ese ha sido mi premio.
Han sido trece meses duros por momentos, mágicos en muchos otros, pero sobre todo inolvidables. Estoy segura de que haber metido la pata en unas cuantas ocasiones, como buena mamá primeriza, tan segura como lo estoy de que lo mejor que he hecho en estos meses es no ceder en mi empeño de mantener la lactancia materna.
No os voy a mentir, la lactancia materna no es un paseo. Tiene sus momentos duros, sobre todo al principio, con las grietas, las inseguridades, las largas horas en el pecho, las interferencias externas… por suerte yo tenía un objetivo claro: dar el pecho a mi niño… y no estaba dispuesta a dejarme vencer fácilmente.
No sabía cómo hacerlo, no sabía durante cuanto tiempo lo haría, pero sabía lo que quería. Quería darle a mi niño lo mejor de mi misma. Quería empezar nuestra relación poniendo todo de mi parte, sin medias tintas, sin dejar que lo más cómodo venciese a lo más conveniente.
A veces no nos damos cuenta de hasta qué punto son importantes este tipo de cosas. No nos damos cuenta de que, desde el minuto 1, cada gesto que tenemos hacia nuestros hijos, cada decisión, cada caricia que les damos o les negamos, cada voz alta o cariñosa, son los cimientos de la relación que tendremos con ellos en el futuro.
Yo tenía claro que quería darle a mi niño todo lo mejor, dentro de mis posibilidades. Y darle pecho era y es lo mejor, y entraba dentro de mis posibilidades… para algo me ha dado la naturaleza dos tetas ;). No ha sido fruto de la suerte, ha sido fruto del empeño. Porque no hay leche buena ni mala, ni mucha ni poca, solo existe una medida en lo que a lactancia materna se refiere: el empeño. Una mamá, salvo casos muy extraños, tiene tanta leche para su niño como empeño ponga en tenerla.
Son trece meses ya disfrutando de esos momentos de complicidad, momentos que nadie más que yo puede compartir con mi niño, momentos tan especiales y mágicos que no los cambiaría ni por todo el oro del mundo…
No se hasta donde llegaremos, la verdad es que nunca me lo he planteado, lo único que he tenido siempre claro es que quería dar el pecho a mi niño, y que me gustaría llegar al año, pero en realidad y como digo siempre que me preguntan, no se hasta dónde llegaremos, solo se que será hasta donde los dos queramos 🙂
Lo que sí se es lo orgullosa y feliz que me siento de haber llegado hasta aquí 🙂
Enhorabuena! Que emotivo, orquidea, se me han saltado las lagrimitas. Un beso.
Buenas noches. Encantada de haberte encontrado. Yo estuve 2 años y nueve meses, luego ya, entre que la niña iba al colegio y había cogido por costumbre tomarlo a media noche (3 o 4 de la mañana) se lo fui dejando de dar.